sábado, 12 de enero de 2008

Diario de un recuerdo

Es duro saber que en cualquier momento puedes dejar de existir. Las personas vivís para recordar, y es tal la cantidad de cosas que deseáis inmortalizar en vuestra memoria que paradójicamente por tanto querer recordar, olvidáis.
El poder que tenemos es sobrecogedor: un mero esbozo de nuestro ser puede anegar un corazón evocando momentos, provocando llantos y sonrisas, sollozos y suspiros.
Tengo la suerte de recordar a alguien uno de los momentos más intensos de su vida. Pero amigos: soy un arma de doble filo, porque transcurrido un tiempo, la alegría, la emoción, la plenitud y el gozo del pasado van viéndose reducidos a anhelos, lamentos, nostalgia o incluso a nada.
Por eso, guardadme. Guardadme bien y compartidme.

6 comentarios:

lu dijo...

espero que no sea verdad eso de que las personas viven para recordar, porque no tengo casi ningún recuerdo de hace más de 5 años...La parte positiva es que aunque no tenga memoria tengo mucha imaginación, y me puedo crear con total claridad y realismo recuerdos de cosas que no han pasado...Así que no me puedo ni fiar de los recuerdos que tengo. Al revés que el protagonista de memento yo sólo tengo memoria a corto plazo, y lo de los post-its y polaroids sería un poco coñazo para recuerdos de hace años...

Anónimo dijo...

hombre lucía!no te acuerdas de cuando vivías en nueva celanda? en la capital? y de cuando eras australiana o inglesa? eso de perder la memoria...

Anónimo dijo...

Efectivamente, Lucía. Es mejor no tener recuerdos para inventarse cada vez uno diferente, como tú haces.
Otra opción es no acordarse de nada y reconocerlo tranquilamente, como me pasa a mí. En los últimos tiempos y gracias a la tecnología, mi portátil se ha convertido en mi "Baúl de los Recuerdos" y consigo endilgarle unos peñazos de cosas que me pasan de aúpa. Lo bueno es que no se queja, ni le parece mal, ni me llama plasta...
Una tercera posibilidad, que también utilizo, es la de tener "amigos elefantes", de esos que les preguntas:
- Oye, ¿quién puede ser una rubia pintada a tope con tacones de vértigo que arrastra la "erre" al hablar que me ha saludado esta mañana en Carlos III?
- Por Dios, Sara. Es Pitita Martínez de Zorentin. ¡Pero si estudió con nosotras los cinco años de la carrera!

Y yo, ni idea, pero tan contenta porque había manatenido una conversación de 10 minutos con ella y había sabido llevarla con gracia sin par.

Creo que perder recuerdos es como vaciar el disco duro. Así puedo seguir aprendiendo indefinidamente.

Unknown dijo...

los recuerdos son traicioneros... son como un arma de doble filo!!

vaya, acabo de recordar que eso lo pone en el propio post... es que lo lei hace unos dias y aun no habia comentado y se me ha ocurrido pero algo me decía que una comparación tan buena así tan rápido era raro que se me ocurriese... así que lo he comprobado y efectivamente lo pusiste en el post original xDD

vale, no hagais caso XD

pero estoy de acuerdo =b

Bian dijo...

Ándres, tus palabras siempre aportan algo, aunque cueste y cueste y cueste verlo. ;)

Unknown dijo...

gracias Bian, sé que tú sí lo ves ^^