domingo, 6 de julio de 2008

July 5th

Hoy decido escribir mi primer post canadiense. Ahora mismo estoy tirada en mi cuarto, en mi mullida cama, con mis celestiales cojines, y no tengo mucho más que hacer, así que me dispongo a hacer un report de estos pocos días. El martes a las 3 de la madrugada cogimos el bus para madrid, de donde salía nuestro primer avión. Dormí una hora y media antes de ir, porque sabía la incomodidad de los asientos que me esperaba. Y así fue. Fueron unas 6 duras horas en autobús en las que la mayoría de la gente dormía mientras mi acompañante y yo luchábamos con nuestros propios cuerpos para encontrar la mejor (o menos mala) postura para hacer el tedio más llevadero. Es la suerte de viajar con alguien de confianza al lado: puedes probar todo tipo de posturas que ayuden a "conciliar el sueño". Lo pongo entre comillas, porque en las 30 horas de trayecto, creo que no dormí ni 5. Al llegar a madrid nos pusimos en la larga, enorme, máxima e interminable cola para facturar. Todo esto para que cuando le tocó el turno a mi acompañante tuviera, como ya habíamos previsto, un exceso de equipaje de 5 kilacos y medio. Suerte que tiene una amiga como yo previsora que llevaba un bolso de dentro de su maleta, con lo cual pudo al final apañarse reordenando cosas. Cogimos el avión hacia Toronto. 8 horazas de avión, en las cuales, para la desgracia de nuestros cuellos, nos dormimos un poco. Llegada al aeropuerto de Toronto. Diferencia horaria de 6 horas, así que aún seguía siendo de día. Tuvimos que estar 5 horas allá hasta coger el avión hacia Victoria. Cenamos allá como unos extranjeros más y nos montamos en el avión. Oh! Qué guay es este avión, con pantalla individual! Qué bien que vamos ya a casa! Qué bien, durmamos un poco! Zocotroc. Todo a la mierda; baja del avión y espera una hora entera hasta que llegue el siguiente por no sé qué problemas de documentaciones. Aunque fue curioso: en la horizontalidad de la moqueta de la departure launge fue donde alcancé mi mejor y más largo estado de sueño. Por fin nos montamos en nuestro avión definitivo. Llegamos a Victoria y nuestras familias nos reciben calurosamente (a mi me regalaron un conejito de peluche).Ni más ni menos que cuando nos íbamos para casa nos enteramos de que al día siguiente teníamos que estar en el colegio a las 8 30. En ese momento quería matar a alguien. Pero descargué mis nervios estrujando a Mr. Roger (el peluche). Por fin me metí en la cama hacia las dos.Ais...! Qué bien sienta no dormir ni 10 horas en 3 días!


(Tranquilos, en el próximo post explicaré lo bien que estoy aquí, no os quedéis con el mal sabor de boca del viaje ^^)

2 comentarios:

Jaco dijo...

Mare de deu, qué pereza de viaje!!!
Mira que me suele encantar viajar, pero es que te has ido a la otra punta del mundo...

Espero oír pronto más cosicas de Canadá, tenía ganas de que actualizaras :)

Me alegra saber que estás bien. Hi 5 Mr. Rogers de mis partes!!

El Zorrocloco dijo...

o__O

Madre mía... Pero bueno, llegaste, que es lo importante x'D

la horizontalidad de la moqueta de la departure launge fue donde alcancé mi mejor y más largo estado de sueño

xDDDD

Vamos, a mí me dicen que a las ocho y media a clase y entonces sí que hubiera usado la frase de: "A ver si me voy a tener..."

Pobre Mr. Rogers nolostrujes! >__< Sube una foto xD

(Sí, qué pasa, me gustan los peluches. Es algo muy masculino ¬¬U)